Carta a la ausencia/presencia


Me cansé de este exilio
Este hielo tácito entre nosotros no me está llevando a ningún lado.
A pesar de estar en mi cama, junto a mí, siento que si estiro la mano no te voy a tocar nunca; me creo la liebre y tú la tortuga y el espacio entre nosotros, entre mitad y mitad, es infinitamente divisible… nunca te alcanzo.
Siempre supe que no soy lo suficientemente bueno para mantener tu atención por mucho tiempo, pero, sin embargo me concediste ese momento, esa pequeña gloria, ese pequeño triunfo personal, te dejaste adorar por un segundo y te adoré, te veneré y el mismo Dionisos supervisó nuestro éxtasis desde una esquina del cuarto con su copa derramando vino y desenfreno, riendo como un loco.
Ahora el ambiente se torna frío, como si acabase de entrar el fantasma del mismísimo señor Poe en forma de cuervo y hasta la luz de la mañana parece azulada y pálida.
Sé que no duermes, sólo me das la espalda y no entiendo porqué, no puedo evitar sentir que es mi culpa, me siento atragantado por las ganas de quedarme a vivir en la plana espalda frente a mi pero no, no tengo visa ni permiso de entrada, sólo una postal con paisaje de donde no puedo estar.
Miro ahora el techo y la ambigüedad me invade, quisiera que te fueras y no volvieras más, pero a la vez sé que si te vas me llevas contigo y queda aquí una versión vacía de mi mismo, seremos para siempre, lo quieras o no, uno solo.
Muchos fueron los pasos que me trajeron aquí y pocos los gestos que me expulsan. La repentina disonancia de intenciones me golpeó en la cara como un ladrillo, y ésta reminiscencia morada no se va a quitar pronto, va a tomar algo más que un par de lágrimas de alcohol para lavar el perfume de mis sábanas.
Sé que sientes orgullo de que tus mareas generen lo que algunos llamarían arte, pero a mí, que me tocó ser la barca atada al puerto, a veces encallado en la arena seca y a veces luchando por no hundirse, para serte sincero ya no me hace tanta gracia.
Traté de levantarme e irme pero el deseo se me enredó en el cuerpo y me encadenó a la cama, soy cautivo, soy preso; además ya vas adelante, mientras yo conversaba con las tablas del techo, tú, como una extraña serpiente que en vez de quitarse la piel se la pone, comenzabas el proceso de despedida. Fueron breves las excusas y a veces creo que te las crees. En poco tiempo Dionisos reía nuevamente, pero esta vez no con nostros, sino de mí.
De vuelta a singular, mi cama cruje por el repentino cambio de climas, y aquí no pasó nada, todo pareció un sueño, un delirio lunático, un deseo tan fuerte que irrumpió en lo material.
De pronto y por alguna razón, recuerdo aquellas noches de mi niñez en las que ya en mi cama sentía todavía estar montado en la rueda chicago luego de unas quinientas vueltas. Todo me da vueltas.
Malditos sean los cliché, y los déjà vu, y los rendez vous y todas esas malditas cosas que nos ataron juntos.
El eco de mi propia voz me despabila ahora, y me doy cuenta, siempre que no estás me da por hablar sólo, aunque no es mucha la diferencia.
La próxima vez te digo adiós, la próxima será la última.



Imágen: "Empty" de CatiaMelo
http://catiamelo.deviantart.com/art/Empty-130953463

Pas encore...

Fue la belleza del gesto
Fue la intensidad del golpe
o tal vez el calor del momento
lo que me puso a dar vueltas
sobre mi mismo

Fue la sensación de cercanía
la proximidad de los labios
la respiración mezclada
el toque en público
lo que me erizó la piel

Me dejé llevar
dejé que me arrastraran las ganas
hice mis maletas para irme
y mudarme a una casa más grande.
y cerré con llave

Et soudain
je me suis jeté à la poubelle
et j’ai resté dehors
pendant la tempête
avec mon cœur dans ma valise

J’ai cru
que mon temps était finalement arrivé
mais non, c’était un rêve
ils me disent qu’il arrivera
mais pas encore
pas encore


Salutación angélica

Todavía quedaba en el ambiente ese olor dulzón que la había casi hipnotizado antes, habría jurado que en el aire se podían ver todavía pequeñas chispas de su presencia.
Se sentó y se puso una mano en el vientre, creyó que sentiría algo especial pero nada, sólo sentía el pulso acelerado producto del tremendo susto que se acaba de llevar. Se puso a pensar en lo que había sucedido. El olor había desparecido casi por completo y ahora, libre del sopor, se sintió un poco tonta. Nunca había sido muy difícil convencerla de algo pero esta vez fue demasiado fácil.
“No eran circunstancias normales” pensó y lo tomó como punto a su favor “No todos los días está una hilando y de repente entra alguien así”.
Cerró los ojos y pudo verlo como si todavía lo tuviera en frente. Espalda ancha y tez increíblemente blanca, se movía y hablaba con una soltura antinatural tomando en cuenta que era un extraño en la habitación de una muchacha, su voz era tersa pero fuerte, más tarde ella la recordaría como miel espesa siendo vertida sobre un pedazo de pan caliente. Y ese olor, él olía a algo vago, algo difuso, un recuerdo de la infancia, un abrazo de madre. Tenía el cabello largo y rubio, cosa que no era muy común por esos lugares y cuando habló, habló de suerte, de buenaventura y de hora buena, y otras cosas que ella no logró comprender del todo.
Ella nunca había sido suertuda, mucho menos habiendo nacido en un lugar en donde el sólo hecho de ser mujer era ya un golpe de mala suerte, sin embargo lo escuchó, escuchó con detenimiento cada sonido que él producía, en realidad era difícil no hacerlo, hablaba de una manera tan extraña y diferente que le provocaba un deseo ajeno, algo que ella no conocía.
Él siguió hablando y ella estaba embelesada con su tono de voz y ese brillo que parecía envolver su rostro, de piel suave y facciones angulosas, se asombró de escucharlo hablar de cosas tan humanas, viscerales y primitivas pero en él sonaba todo divino, celestial, “es un excelente orador” pensó ella “podría venderle lo que sea a quien sea”.
Mientras pensaba la envolvió el silencio, se sobresaltó al ver que él la miraba intensamente, como esperando un respuesta, ella trató luego de recordar lo que había salido de su boca en ese momento pero no pudo, fue como si las palabras cayeran por sí solas de entre sus labios, al terminar de hablar ella él sonrió y se levantó, ella hizo lo mismo por no saber que más hacer y sin despedirse, aquel extraño se dio media vuelta y se marchó, ella sintió deseos de correr detrás de él, de hacerlo hablar más pero no lo hizo, se quedó clavada en donde estaba. Intentó pensar en aquello a lo que había accedido, pero nada, su mente estaba en blanco.
Poco a poco salió de su adormecimiento y las ideas comenzaron a tomar forma en su cabeza, ahora ahí, sentada con la mano en su vientre, se llenó de miedo “¿Qué he hecho?” pensó, “¿Qué fue lo que pasó?”, necesitaba hablar con alguien pero estaba sola, además dudó que alguien le creyera cuando lo contase, lo mejor será callarlo, pero había alguien a quien no podría ocultárselo, nuevamente fue presa del miedo, pero poco a poco ese sentimiento fue cediendo como tierra lavada por el cauce del río y fue dejando en su lugar una sensación extraña. Tal vez fue la apariencia extraña y hermosa de aquél celícola, o tal vez fue el descomunal par de alas que brotaban de su espalda, o tal vez era el cansancio, pero el caso es que ella se dejó sentirse optimista, años después al volver a lo sucedido aquel día no pudo evitar sentirse ilusa al recordar su último pensamiento de esa noche “Todo va a estar bien”.

Cheerful thoughts


La masa amorfa es solo el comienzo
y apunta de patadas y mordiscos
besos, caricias y puntapiés
se le va dando forma

Se escriben los votos
para casarse con el destino
y los credos se modifican
los caminos se siguen

El baile, la lucha, la carrera
los puntos de vista son infinitos
para esta caleidoscópica gran batalla
tiempos terminan y otros comienzan

Se habla hasta el cansancio
y se trata de comprender
los inconformes viven de paradojas
los perezosos se cubren con dogmas

Y la cosa se complica señores
se coleccionan años en una repisa
hasta que por su peso se desmorone
y pesan también los recuerdos

El que está ciego quiere ver
y el que ve no soporta y quiere volver a ser ciego
todos por igual, somos victimas
de esta gran hambruna universal por más

Se enreda y gira
se alarga y termina
se mueve y retuerce
se separa y se reúne

Y se sigue complicando
el final es un fantasma
y se convierte la vida en una serie de embrollos
que a veces terminan bien y otras terminan mal

Vasos Vacíos

8:09 Publicado por César 0 comentarios
Mañana cuando te levantes
y pienses lo que dije ayer
ay viejo que en este juego
a mi siempre me toca perder.

Vasos Vacíos
Los Fabulosos Cadillacs

Lirismos


El yo lírico se queja.
Se lastima los ojos
de tanto buscar
la concurrencia de dos personas

El tú lírico se ve difuso
Figura fantasma
Diluida entre un mar de caras
de presencia esquiva

El yo lírico se disfraza
Se maneja de mil maneras
Pero nada le funciona
Teme no ser nada

El tú lirico toma forma
A veces se enfoca
pero luego se deshace
y se va como una exhalación

El yo lirico se pinta de colores
y juega a ser fénix
Trata pero no puede
Busca pero no encuentra

El tú lirico se disimula
Se esconde
La ambigüedad de género es su aliada
y otros trucos del idioma

El yo lirico es una caja de sorpresas
Saca de donde no hay
Inventa lo que no existe
y termina donde empezó

El tú lírico me desencadena



Ilustración: "Deseo" de Alberto Montt
http://blogdelmontt.blogspot.com/

Conversando

Me dices que la gente se va
Que pasan de largo
Y que como el agua del río
Nunca están dos veces en el mismo lugar

Te digo que no me quiero ir
Que me quiero quedar
Que mis dedos se conviertan en enredaderas
Que trepen por tu existir

Propongo que nos quedemos
Contra la corriente ya vamos de todas maneras
Y un obstáculo más no es nada
Una colina más sólo promete un punto más alto

Me dices optimista
Pero todo lo contrario
Soy un pesimista al revés
Tal vez un soñador cansado

A veces creo que no me crees
A veces veo que no me ves
Pero aquí estoy, y estoy hablando
Deseando sólo acercarme un poco más