Agarrado a sus patas me sirvió de asilo,
viendo el mundo gigante hacerse más pequeño.
Sobre su pulida superficie pasaron alegrías,
que se limpiaron como boronas y se lanzaron al suelo
Con los codos apoyados en ella me sirvió de consejera,
me devolvía mi rostro cuando la mirada bajaba,
recibió mis lágrimas y adivinó el relieve de mis cartas,
brilló cuando más la necesité, y estuvo ahí amiga.
Recibió vecinos, misivas, buenas y malas noticias.
Miró a la familia crecer e irse, tuvo por hijas muchas sillas,
contó las comidas en solitario, y las concurridas,
guarda todavía secretos que pasaron bajo ella.
Con la espalda presionada sobre su fría planicie
me sirvió una vez de cama, soportó nuestro peso acompañado.
nunca nos juzgó y se mantuvo impávida en su secreto,
fue gentil en nuestras carnes.
Dueña y señora de las conversaciones importantes,
ama de los manjares y roces secretos,
ahora, los que te rayaron la superficie te desechan,
la ingratitud te hace presa y la madera se hace vieja.
Todo lo útil deja de serlo algún día,
ya consumida por tu servidumbre
terminan tus días, sola, astillada y reemplazada
y en el mejor de los casos, reciclada.
imagen tomada de: http://rnger.deviantart.com/art/Table-52628761
29 de abril de 2010, 18:33
quién es ella,una mesa, unas silla, tu amiga, una pordiosera que termina sus días sola, o la más bella de las damas: la poesía. Bello texto Cesar, un abrazo hermano.
29 de abril de 2010, 22:27
Gracias amigo, bien sabe usted el gran placer que da el ser leido y comprendido, gracias de nuevo por leerme.
Una abrazo de vuelta hermano.